Por María Lozano
Una de las características de una congregación saludable es que cada uno se siente como en familia, todos tienen sentido de pertenencia, se preocupan los unos por los otros y se sienten valorados. Lo inverso es igualmente cierto, una característica de un hogar sano es que se siente como una iglesia.
No quiero decir que su casa necesite un órgano o que los asientos deban ser duras bancas de madera, sino que su hogar necesita un ambiente espiritual. Su familia necesita estar en contacto con Dios todos los días, no solo los domingos. Su hogar puede ser un templo de adoración, de estudio de la Biblia, de oración y de cantos cristianos. Pablo escribe: “La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16)....
Esta es otra verdad: eso nunca sucederá por sí mismo; nuestras vidas son agitadas. La crianza es agotadora, y si usted espera hasta que tenga más tiempo y se sienta lleno de vida, ese día nunca llegará. Así como es importante que los esposos y las esposas separen tiempo para estar juntos, la relación de la familia con Dios prosperará si la madre y el padre deciden acoger a Dios en la casa.
¿Será mejor la mañana, la tarde o la noche en su casa? ¿Tiene una Biblia, un libro de oraciones y un himnario a la mano?
No hay comentarios:
Publicar un comentario