Por María Lozano
los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron (no la dominaron).
Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.
Juan 1: 4-5, 9
En los países llamados cristianos parece que cada vez más se rechazan unos tras otros, los caracteres de un verdadero cristiano. La inspiración divina de la Biblia, su autoridad, la muerte y la resurrección de Cristo, la obra de redención, la divinidad de Jesucristo son puestas en duda. Algunas personas incapaces de no creer en nada, vuelven a las supersticiones paganas, a la invocación de los espíritus, a la hechicería, y rinden culto a los dioses que se fabricaron.
La Biblia nos describe de forma precisa la última fase de ese estado moral, ante los desvíos, la Biblia es la única fuente de luz, y el cristiano la reconoce como tal, y si antes de conocer esa luz vagó durante mucho tiempo en las tinieblas, ahora está cada vez más convencido de que únicamente la Palabra de Dios es luz y verdad.
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