Por María Lozano
Porque todo aquel que pide recibe; y el que busca halla; y al que llama se le abrirá. (Mateo 7: 8).
La oración para la mayoría de nosotros, no es un asunto de un retiro de meses o incluso de una hora de meditación. La oración es conversar con Dios mientras conducimos al trabajo o mientras esperamos una cita o antes de interactuar con un cliente. La oración puede ser esa voz interna que dirige la actitud externa. ..
Algo es muy seguro: Dios le enseñará a orar. No piense ni por un minuto que Él está fulminándolo con la mirada a la distancia con los brazos cruzados y con el ceño fruncido, esperando que usted organice su vida de oración. Es justo lo opuesto. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apocalipsis 3: 20). Jesús lo espera en el pórtico. Está parado en el umbral. Él golpea…y llama. Espera que usted le abra la puerta. Orar es abrirla.. ..
La oración es la mano de la Fe en la manija de la puerta de su corazón. Los dispuestos tiran de ella.La feliz bienvenida a Jesús: “Entra, oh Rey. Entra”.
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