Por María Lozano
No hay por qué avergonzarse de estar triste. Nuca se nos prometió que no habría tristeza y dolor en la vida.
Sin embargo, es cruciar que en los momentos de mayor sufrimiento acudamos a Dios y a su Palabra en busca de paz y consuelo.
¡Ayúdanos Señor a buscar tu Palabra!
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