Por María Lozano
Dios mío, tú me das tu protección;
Me proteges como un escudo.
Tú salvas a la gente honrada. (Salmo 7: 10)
El salmista David es un fiel siervo y recto en su confianza, reconoce que Dios es su escudo, y por tal razón no teme a sus perseguidores, nos muestra que ha seguido caminos rectos y que su corazón está limpio, de esta manera recibe bendiciones que solo Dios puede brindar en momentos difíciles. Imagínese la vida del salmista que constantemente estaba siendo perseguida por sus enemigos, el conocía el dolor, temor, angustia, pero estos estados no le hacían perder la fe en Jehová, al contario alimentaba su fe, elevaba plegarias, su comunicación era más cercana con Dios , David estaba confiado que solo era una prueba que superar, que su Dios es justo y nunca lo abandonaría....
Es sorprendente como la biblia nos enseña de la grandeza de Dios, saber que contamos con un escudo protector espiritual, que la presencia de Dios nos brinda amor, esperanza, protección, paz, consuelo y otros atributos que tiene nuestro único creador y salvador.
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