Tomado de: Equilibrio, Mente y cuerpo (Autora: Elena Bernabé)
Por María Lozano
Abuela, ¿cómo se afronta el dolor?- Con las manos, cariño. Si lo haces con la mente en lugar de aliviar el dolor, éste se endurece aún más.
- ¿Con las manos abuela?
- Sí. Nuestras manos son las antenas de nuestra alma. Si las mueves tejiendo, cocinando, pintando, jugando o hundiéndolas en la tierra, envías señales de cuidado a la parte más profunda de ti. Y tu alma se ilumina porque le estás prestando atención. Entonces las señales del dolor ya no serán necesarias.
- ¿Las manos son realmente tan importantes?.
- Sí, hija mía. Piensa en los bebés: comienzan a conocer el mundo gracias al toque de sus pequeñas manos. Si miras las manos de los viejos: te cuentan más sobre su vida que cualquier otra parte del cuerpo. Todo lo que se hace a mano se dice que está hecho con el corazón. Porque es realmente así, las manos y el corazón están conectados. Los masajistas lo saben bien: cuando tocan el cuerpo de otra persona con sus manos crean una conexión profunda. Es precisamente a partir de esta conexión que llega la curación. Piensa en los amantes: cuando se tocan las manos, hacen el amor de una manera más sublime.
- Mis manos abuela... ¡cuánto tiempo no las he usado así!.
- Muévelas, mi amor, comienza a crear con ellas y todo dentro de ti se moverá. El dolor no pasará. Y en cambio lo que hagas con ellas se convertirá en la obra maestra más hermosa. Y ya no dolerá más. Porque habrás sido capaz de transformar su esencia.
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