APRENDÉ


Tomado de Devocional PC "Tu momento con Dios cada día"
por María Lozano

“Ninguno de los gobernantes de este mundo entendió la sabiduría de Dios,
Porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la Gloria”
1 Corintios 2:8

Sabiduría, según el diccionario, es el conocimiento sólido de las ciencias y del arte. Es innegable que hay algunos que son más sabios que otros. Cualquier científico nuclear, cualquier médico, cualquier arquitecto, tiene una sabiduría mayor que la del común de las personas. Si no fuera así, cualquiera podría hacer una bomba nuclear o hacer un transplante de corazón o construir un rascacielos.

Está también la sabiduría popular, esa que se aprende en la calle, la que tienen los chicos de hoy o tenían los chicos de antes. La escuela de la calle hace también personas sabias. Pero con otra finalidad. Es una sabiduría para el mal.

Pablo habla a los corintios de una sabiduría distinta a todas. Una sabiduría que no se aprende en las universidades, ni tampoco en los colegios, ni en la calle, ni en alguna academia. La sabiduría de Dios solo se puede aprender de Dios. El no cobra cuota mensual, no te hace un exámen de ingreso, nunca te echa de la clase. Dios es el maestro más paciente. Y te propone que aprendás y logrés el máximo de tu capacidad.

No creás que no sos suficientemente inteligente. No hace falta tener grandes estudios, no es necesario tener una familia con historia cristiana, no tenés que tener una cualidad especial, solo hace falta que desees aprender.
Conocer la sabiduría de Dios te hará una mujer o un hombre excelente. Te abrirá la mente para poder ser mejor. Te enseñará la delgada línea que separa el bien del mal. Te dará la capacidad de ver las cosas como las mira Dios. Te va a dar otra perspectiva. Tan preciosa es la sabiduría de Dios que quita la estupidez humana y le evita terribles errores. Pablo nos deja el peor de todos. Los hombres no vieron en Jesús más que un problema y por eso desearon su muerte. Solo los verdaderos sabios pudieron entender la grandeza de su Persona y de su obra.

No pierdas más tiempo buscando lo que no podes encontrar. Mejor aprendé a ser sabio. Aprendé a pensar como Dios, encontrá la sabiduría que solo Dios puede dar. Es tiempo de cambiar tu mente.


Reflexión: Ser tonto es una elección.
¡Que podamos aprender de la sabiduría de Dios!

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