El amor sacrificado y callado de una madre

Tomado de:Pastora Sarahí Arroyo
Por María Lozano






Un joven con un récord académico excelente fue a solicitar un puesto directivo en una gran empresa.

Pasó la primera entrevista, el director hace la última entrevista, y es quien toma la decisión final.
El director descubrió, a partir del análisis del Curriculum Vitae, que los logros académicos del joven fueron excelentes en todo momento, desde la escuela secundaria hasta la investigación de postgrado, nunca había tenido un año en el que no obtuvo excelentes calificaciones. El director le preguntó: "¿Obtuviste alguna beca en la escuela?"
el joven respondió "ninguna".
El director le preguntó: "¿Fue tu padre quien pagó los honorarios de tu escuela?"
El joven respondió: "Mi padre falleció cuando tenía un año de edad, fue mi madre la que pagaba todo". El director le preguntó: "¿Dónde trabaja su madre?"
El joven respondió: "Mi madre trabajaba lavando y secando ropa.
El director pidió al joven mostrar sus manos.El joven mostró un par de manos lisas y perfectas.
El director le preguntó: "¿Alguna vez ha ayudado a su madre a lavar la ropa antes?"El joven respondió: "No, mi madre siempre quiso que yo estudiara y leyera más libros.
Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo".

El director dijo: "Tengo una petición.
Al volver hoy, vaya y limpie las manos de su madre, y luego venga a verme mañana por la mañana".

El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era muy alta.
Cuando regresó, felizmente pidió a su madre para limpiarle las manos.
Su madre se sentía extraña, feliz, pero con sentimientos encontrados,
y mostró finalmente sus manos a su hijo.

El joven comenzó a limpiar las manos de su madre poco a poco.
Sus lágrimas cayeron a medida en que lo hizo.
Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban
tan arrugadas, y con tan numerosas callosidades y contusiones.
Algunos eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando los limpió con sólo agua.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de que era este par de manos que
lavan la ropa todos los días, lo que hacía posible pagar la cuota de la escuela y la universidad.
Los moretones en las manos de su madre fueron el precio que pagó por su graduación, por su excelencia académica, y su futuro.

Después de terminar la limpieza de las manos de su madre, el joven lavó toda la ropa restante.

Esa noche, madre e hijo hablaron durante un tiempo muy largo.

A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
Y TÚ ¿CUÁNDO LE LIMPIASTE LAS MANOS O PIES A TU MAMÁ?

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