Por María Lozano
Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que
le hay, y que es galardonador de los que le bus-
can.(Hebreos 11:6)
¿Por qué la vida parece tan difícil, como una batalla nunca
ganada, algunas veces sin salida? ¿Por qué la paz del corazón, el profundo gozo
y el verdadero amor raras veces están presentes? ¿Por qué hay tantas
decepciones, tanta soledad? ¿Por qué hay tanto vacío en lo profundo de nosotros
mismos?
Todo esto, ¿no vendrá de un olvido? Un olvido casi generalizado
que explica por qué la vida, que puede ser tan bella, a menudo sea una triste existencia. ¡Nos hemos olvidado
de Dios? Él, quien debería tener el
primer lugar, ¿lo ocupa realmente, en nuestros pensamientos? Dios existe, por
lo tanto es importante, e incluso vital, escucharlo y hablarle. ¡Con Dios todo
es posible!
Pero, ¿Quién es Dios? ¿Cómo podemos conocerlo?.
Nosotros somos sus criaturas; por lo tanto reconozcámosle a
él como Creador de todas las cosas. Dios es el Dios Salvador y se reveló al hombre
enviando a Jesús, su Hijo, Emanuel, que quiere decir: Dios con nosotros. ¿Qué
caso hizo la humanidad a esta manifestación de Dios a los hombres?
Jesús fue clavado en una cruz por manos de hombres inicuos.
Esto es más que un olvido, es el rechazo al Hijo de Dios, don del amor del
Padre para todos los hombres.
Quizás hoy, en medio de su vida ajetreada, todavía olvida a
Dios pero si se acerca a él por medio de Jesucristo, diciéndole que desea
conocerle, él le responderá y usted no lo olvidará más.
¡Señor, que sintamos en nuestro corazón, el deseo de
conocerte!
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