Tomado de: Reflexiones cristianas (Eunice Rodriguez)
Por María Lozano
Hace algún tiempo operaron a uno de mis hermanos y
me quede a cuidarlo en el hospital la noche de un viernes. El permanecía
dormido la mayor parte del tiempo así que yo me dedicaba a estar sentada junto
a él y de vez en cuando a pasear por los pasillos del hospital o ver por las
ventanas.
En uno de esos paseos me acerqué a una ventana que daba hacia la calle de un
fraccionamiento residencial y lo único que pude ver fue una inmensa oscuridad y
solo una que otra luz encendida en el exterior de alguna casa, al ver todo tan
oscuro pensé: apenas es la media noche! pero cual fue mi sorpresa que al ver el
reloj este marcaba las 4:00 a.m. del día sábado, es decir que ya era de día,
aunque yo viera todo oscuro.
Después de observar por esa ventana me fui a dar un paseo por los solitarios
pasillos del hospital, cuando de un elevador salió una mujer que llevaba puesto
un colorido vestido y una amplia sonrisa y al verme me saludo con un efusivo
BUENOS DIAS!!, le respondí un poco dudosa ya que yo insistía que era la media
noche a pesar de haber visto el reloj y a esta mujer diciendo buenos días.
Al regresar a casa ese sábado por la mañana me encontré con que en mi familia
había una situación un tanto desastrosa, mi mamá estaba muy preocupada por un
problema familiar. Me quede sola en casa y me empecé a preocupar por la
situación y a pedirle a Dios que nos ayudara ya que el problema era algo grave
y fue entonces cuando EL me mostró y me recordó que YA ERA DE DIA! YA ERA
SABADO!..me dijo Dios que así como la noche anterior yo veía oscuro y era de
día, ahora yo veía el problema muy difícil pero en realidad EL ya lo tenia
resuelto y efectivamente, para después de medio día el problema ya no existía,
no había ni rastro de el.
Dios me quería enseñar que por mas oscura y difícil que vea una situación si Su
reloj marca que ya es de día es porque así es, si El me dice que mis problemas
están en sus manos aunque para mi no lo parezca así es, si El me dice que le
crea más a su reloj y a su palabra que lo que ven mis ojos es porque así es.
No importa que digan las circunstancias o que vean nuestros ojos, lo ideal es
creerle a EL.
Salmos 40:4
Bienaventurado el hombre que puso en Dios su confianza
Salmos 31:1
En ti, Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás. ¡Líbrame en tu justicia!
Salmos 28:7
El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado,
por lo que se gozó mi corazón
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