Por María Lozano
Hay días en que nos encontramos intensamente concentrados en nuestras ocupaciones. Nuestra atención debe estar fija en los detalles de nuestro trabajo, si hemos de hacerlo bien.
A veces las horas pueden pasar sin que siquiera pensemos un momento en Dios. Cuando esto sucede, es consolador saber que nuestro Padre Celestial, no tiene nuestras limitaciones de espacio, tiempo y concentración, Él si ha estado al tanto de nuestras situaciones personales.
Tal vez podemos identificarnos con la oración que hizo sir Jacob Astley antes de la batalla de Edgehill el 23 de octubre de 1642: “Ay Señor,Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy. Si acaso te olvido por un instante, Tu no te olvides de mí”.
Sin que eso sea utilizar esas palabras como excusa para la indiferencia espiritual, podemos decir sinceramente lo que dijo Astley. Y cuando nos acostemos por la noche a descansar nuestros agotados cuerpos, podemos descansar nuestras almas con la seguridad de que Dios, que nunca flojea, ni se duerme, nos mira con amor en continua vigilancia.
Al mismo tiempo, incluyamos a Dios, conscientemente en todo lo que hacemos y decimos, buscando Su sabiduría, descansando en Su fortaleza y alabando Su bondad. No deberíamos darle por sentado, sino que podemos darle gracias porque Él nunca nos olvidará (Isa.49:15; Heb.13:5).
En el jardín de amor de Dios, tu eres su “nunca me olvides”.
Cada día inicia tu día, pidiendo en oración dirección para enfrentar el día, de seguro te sentirás y actuarás diferente. Si aún no haces esto, hoy es un buen día para involucrar a Dios en tu vida.
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