Por María Lozano
¡Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aún cuando me encuentro lejos.
Me ves cuando viajo y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
Sabes lo que voy a decir incluso antes de que lo diga, Señor.
Vas delante y detrás de mí.
Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡Es tan elevado que no puedo entenderlo!
Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
Jamás podría huír de tu presencia!
Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba,[a] allí estás tú.
Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos, aún allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza.
Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara, y a la luz que me rodea, que se convierta en noche; pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día. La oscuridad y la luz son lo mismo para ti." Salmos 139:1-12.
Que hermoso Guardador tenemos Señor..gracias por tu compañía siempre.
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