Por María Lozano
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Lo aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses 4: 8-9)
Cuando estamos en un momento difícil, lleno de dudas e incertidumbres, tendemos a perder la paz. Al perder la paz, simplemente perdemos la esperanza de salir de dicho momento.
Pero Dios nos llena de instrucciones por medio de Su Palabra. El Señor es fiel y nos ayuda en todo tiempo...
En este pasaje Dios nos enseña a que debemos ver y meditar en todo lo que es verdadero, digno, justo, puro, amable, honorable, todo que tenga virtud y digno de ser elogiado, para que tengamos Su paz, la paz del Señor.
De esta manera, nosotros llenamos nuestro corazón de cosas buenas, nuestra mente de cosas puras y positivas, y al tener de vuelta la paz, podremos tomar las decisiones correctas, porque podremos escuchar la voz del Señor, de Su Espíritu Santo.
Estemos siempre listos para meditar en medio de la tormenta, enfocarnos en el Señor, permitir que Él nos dé Su paz.
Lo aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses 4: 8-9)
Cuando estamos en un momento difícil, lleno de dudas e incertidumbres, tendemos a perder la paz. Al perder la paz, simplemente perdemos la esperanza de salir de dicho momento.
Pero Dios nos llena de instrucciones por medio de Su Palabra. El Señor es fiel y nos ayuda en todo tiempo...
En este pasaje Dios nos enseña a que debemos ver y meditar en todo lo que es verdadero, digno, justo, puro, amable, honorable, todo que tenga virtud y digno de ser elogiado, para que tengamos Su paz, la paz del Señor.
De esta manera, nosotros llenamos nuestro corazón de cosas buenas, nuestra mente de cosas puras y positivas, y al tener de vuelta la paz, podremos tomar las decisiones correctas, porque podremos escuchar la voz del Señor, de Su Espíritu Santo.
Estemos siempre listos para meditar en medio de la tormenta, enfocarnos en el Señor, permitir que Él nos dé Su paz.
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