Por María Lozano
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielo.
Jesús prometió que vendría a buscar a los creyentes, es
decir, a los que depositaron su confianza en él. La Biblia nos habla del cielo
y de los que viven en él, como si quisiese familiarizarnos con el lugar donde
vamos a entrar, si pasamos por la muerte es para ir a nuestra verdadera casa
celestial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario