Por María Lozano
Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros. Algunos de nosotros conocemos nuestro propósito, mientras que otros están en el proceso de descubrirlo. Cuando conocemos nuestro propósito, Dios lo usa para permitir que renovemos su reino, pero para renovar su reino debemos renovar nuestro propósito y nuestro ser continuamente. No deje que el propósito de Dios caduque ni lo sienta como algo viejo. Permita que Dios renueve su propósito de manera que se sienta tan fresco como el día en que usted lo descubrió por primera vez. Pídale a él que expanda su propósito y que le muestre de manera específica las maneras en que usted puede contribuir a renovar su reino de la misma manera que él ha renovado su vida y su propósito. (Jeremía 29: 11).
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