Por María Lozano
Salmo 119: 17-24
Pues tus testimonios son mi delicias y mis consejeros.
La Palabra de Dios nos llega de muchas maneras:
Mediante las predicaciones, la lectura, las canciones, los grupos de estudio y los artículos devocionales.
Sin embargo, no podemos pasar por alto la lectura y el estudio personal.
Hace poco, mi corazón se conmovió con un estudio minucioso de Deuteronomio en paralelo con del Sermón del monte, en (Mateo 5: 7) . Ambos pasajes contienen códigos de fe: los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5: 6-21) y las Bienaventuranzas (Mateo 5: 3-12). Deuteronomio nos muestra el antiguo pacto: la ley que Dios quería que siguiera su pueblo. En Mateo, Jesús nos muestra cómo vino Él a cumplir esa ley y establecer los principios del nuevo pacto, el cual nos libera del peso de la ley....
El Espíritu Santo viene con la Palabra de Dios para enseñarnos, darnos poder, instruirnos, convencernos y purificarnos. El resultado es entendimiento, arrepentimiento, renovación y crecimiento en Cristo.
El teólogo Philip Jacob Spener escribió: “Cuánto más a gusto estemos con la Palabra de Dios, tendremos más fe y más de sus frutos.
OREMOS con el salmista: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Salmo 119: 18) , para que podamos poner estas cosas en práctica en nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario