Y ahora, que el Dios de paz- quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto eterno con su sangre – los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. (Hebreos 13: 20-21).
Dios no llama al calificado. Califica al llamado.
No permita que Satanás lo convenza de lo contrario. Él lo va
a intentar. Le va a decir que Dios tiene requisitos de inteligencia o una cuota
de entrada. Que emplea solamente a especialistas y a expertos a gobiernos y
personalidades de alta energía. Cuando Satanás le susurre tales mentiras,
despídalo con esta verdad: Dios irrumpió como una estampida en la sociedad del
primer siglo con caballos de lomos hundidos no con caballo pura sangre.
Eran obreros, y sus manos estaban encalladas, y no hay
evidencia de que Jesús los escogiera porque eran más listos o más sofisticados
que el tipo de al lado. Lo único que los caracterizaba era la disposición de
dar un paso cuando Jesús dijo: “Sígueme”.
¿Es usted más una laucha hinchable que un crucero? ¿Más un
suplente que una estrella de cine? ¿ Más un plomero que un ejecutivo? ¿Más de
vaqueros azules de sangre azul? Felicidades.
Dios cambia el mundo con tipos como usted.
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