Por María Lozano
Es tiempo de mirar el otro lado de las cosas. En todo este libro, me he estado refiriendo al más grande de los mensajes de Jesús. ¿Sabe usted cuál es el mayor mensaje que podemos dar nosotros? Es el mensaje de un carácter como el de Cristo. No hay nada en la tierra que se necesite más o que tenga más poder....
¿Usted quiere hacer un impacto en su familia… en su iglesia…en su comunidad…en su lugar de empleo? ¿Quiere producir una diferencia en la vida de su cónyuge, en un miembro de la familia, en un amigo (cristiano o no), en alguna persona de su empleo? Demuestre tener las características de Cristo. No necesita ir desparramando folletos evangelísticos desde un avión a baja altura ni desplegar una bandera roja de diez metros, que diga: “Jesús salva” sobre su casa. No precisa poner un símbolo en forma de pez en un automóvil o citar una serie de versículos todos los días a su vecino o andar quejándose de todos los males de la sociedad por los corredores de las oficinas gubernamentales. Limítese a tomar la esencia destilada del mensaje cristiano, tal como está contenida en las palabras de la Regla de Oro y vívalo. Día tras día. Semana tras semana. Mes a mes. Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Tal como lo dijo el profeta Miqueas: actúe con justicia, ame la misericordia y camine con humildad. Se quedará atónito del efecto que producirá ese estilo de vida de fe sencilla.
Se ha dicho que la única Biblia que lee mucha gente es la vida diaria de los cristianos. Si eso es verdad, creo que el mundo necesita una “versión revisada”. Nuestro problema no es que demasiados de nosotros estamos siendo ignorados ¡Sino que nos están observando!
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