Tomado de: Nuestro Pan Diario
Por María Lozano
2 Timoteo 4: 1-8
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.( 2 Timoteo 4:7)Leí una historia sobre un sabueso. Empezó persiguiendo un venado, pero se le cruzó una zorra en el camino y comenzó a ir tras ella. Después de un rato, se le cruzó un conejo y empezó a perseguirlo. Más tarde, se le cruzó un ratón y el perro lo corrió hasta llegar a un hoyo. El animal que comenzó su cacería en el sendero de un magnífico venado, terminó mirando una cueva de ratones.La mayoría de nosotros se reiría del sabueso, pero, si nos detenemos a pensar, nos daremos cuenta de que, a menudo también nos distraemos fácilmente. A veces, hasta podemos desviarnos y dejar de servir a Cristo. Es muy sencillo empezar bien y después correr tras cosas que se cruzan en el camino.
Debemos tomar en serio las palabras del apóstol Pablo, que le dijo a Timoteo, que se concentrara en el propósito de su vida y ministerio (2 Timoteo 1: 6-13; 2: 1-2, 22-26; 3: 14-17). Lo instó a hablar a otros de Cristo y a advertirles de que no se desviaran ( 4: 1-5).
Los valores de este mundo pueden influirnos fácilmente y tentarnos a menospreciar la “sana doctrina” y aceptar lo falso ( 4: 3-4). Por eso, necesitamos conocer la Palabra de Dios y proclamarla, perseverar durante los tiempos difíciles y guardar la fe (vv.2, 5,, 7).
Sí, con la ayuda de Dios, podemos mantener la mirada en Cristo, permanecer cerca de Él y acabar bien.
Si mantienes la mirada en Cristo, no puedes darle la espalda.
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