Tomado de: Joyce Meyer
Por María Lozano
La carta de Pablo a la gente de Filipos sirve como un recordatorio de que, si buscamos la alegría en las posesiones, los lugares o las personas, siempre nos quedaremos cortos. La verdadera y duradera alegría proviene solo de la fe en Jesucristo, de vivir en armonía con el prójimo y de servir a los demás en el nombre de Cristo.
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