Tomado de: Ana María Álvarez- Escritora
Por María Lozano
No necesito de tu ausencia
para darme cuenta
de cuánto yo te quiero..
Con tus setenta y ocho años
postrados en la silla,
te sientes inservible
y son tus compañeros:
tu poncho beige gastado,
tu radio, tus remedios
y aquel bastón marrón
que sostiene tu aliento.
Y son tantas las veces
que a solas te sorprendo
con la mirada ausente
viajando hacia tus tiempos;
que adrede yo interrumpo
con alguna pregunta
cortando tus recuerdos.
Estás...
y aunque no digas nada
tus ojos me acompañan
igual que tus consejos.
Y es tu forma de ser
y son tus pensamientos,
con los que yo peleo
o asiento en el silencio.
Y sufro en carne propia
los crueles retrocesos
que tu figura santa
soporta a contravientos;
y harta estoy de las frases
que dicen los expertos:
"Ha vivido bastante"
" Su corazón es viejo"
y se me hace un nudo
tan grande en la garganta,
mientras construyo otro
pequeño en el pañuelo,
pidiéndole al Señor
que siempre te bendiga
a despertar de nuevo
en cada tibio día.
Por eso es que te quiero.
Como no sé de abuelas
y con mis manos prietas,
en ti, vuelco el cariño
de una nieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario