Tomado de: Reflexiones
Por María Lozano
Sucede a veces que, por intentar conocernos y mirarnos tan de cerca, la proximidad nos distorsione lo que vemos, y nos cueste –como cuando queremos fotografiar una flor desde muy cerca- poner bien el foco.
Por eso nos sirve orar y leer la Biblia para conocer ejemplos muy concretos sobre la Gloria del Señor. Para revivir las enseñanzas de Jesús y comprender que existen diversas realidades y distintas personas. Debemos aprender de ellas, sabiendo que todos compartimos una misma casa, un mismo sendero de luz. Todos estamos junto al Espíritu Santo que nos conecta directamente con el Señor.
Si aprendemos a observar y reconocer la presencia del Señor en nuestro entorno, podremos apreciar la belleza y las bendiciones que nos rodean. A través de la adaptación y la espera en el Señor, encontraremos el camino hacia aquello que necesitamos.
Y al enfocarnos en las enseñanzas de Jesús y en la conexión con el Espíritu Santo, podremos comprender mejor la Gloria del Señor y vivir en armonía con los demás. Que cada día nos permita maravillarnos con las maravillas que el Señor nos muestra.
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