por María Lozano
¿Quién será aquel que diga que sucedió
algo que el Señor no mandó?
Lamentaciones 3:37
Todas las cosas están desnudas y abiertas
a los ojos de aquel a quien tenemos que dar
cuenta.
Hebreos 4:13
Los asteroides son bloques de materia que giran alrededor del
sol y cuyas trayectorias se sitúan generalmente entre las de los planetas Marte
y Júpiter. Algunos describen órbitas excéntricas que les permiten acercarse a la Tierra. Según los
cálculos de los astrónomos, uno de ellos, el 1950 DA, descubierto en 1950, de
aproximadamente 1 km
de diámetro, podría chocar contra la
Tierra en un futuro lejano. Este hecho revela que nuestro
planeta está expuesto a sucesos preocupantes para la humanidad.
Nada sucederá sin el permiso de Dios, “quien sustenta todas
las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3).
Los movimientos de los astros están en su mano, pero llegará
el día en que, según su voluntad, nuestro planeta será destruido. “Los cielos y
la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados
para el fuego” (2 Pedro 3:7).
En cuanto al presente, Aquel que “tiene dominio sobre el
reino de los hombres” (Daniel 5:21)
conoce a todos los hombres y sabe también lo que hay en el hombre (Juan
2:24)-25). Dios se interesa en cada uno personalmente y quiere que toda persona
crea en Jesús, el único camino de la salvación.
Los creyentes, según Su promesa, esperan “cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual…procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro
3:13-14).
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