Por María Lozano
Un atleta escocés del siglo XIX hizo un disco de hierro basándose en una descripción que leyó en un libro. Lo que no sabía era que el disco usado en la competencia oficial estaba hecho de madera y sólo tenía un anillo exterior de hierro. El suyo era de metal sólido y pesaba tres o cuatro veces más que los que usaban los otros lanzadores.
Según el escritor John Eldregde, el hombre señaló en un campo de su casa lo que hasta ese momento era la marca en distancia, y entrenó día y noche para alcanzar esa marca. Trabajó durante años hasta que pudo batir la marca. Entonces llevó su disco de hierro a Inglaterra para su primera competencia.
Cuando llegó a los juegos le entregaron el disco oficial. Fácilmente batió una nueva marca. Durante años fue campeón invicto. Este hombre entrenó, bajo una pesada carga y mejoró por ello.
Cuando nos dan una carga pesada para llevar necesitamos aprender a llevarla en la fortaleza de Jesús y por amor a Él. Cualquiera que sea la carga o el sufrimiento, Dios lo usará para perfeccionarnos, afirmarnos, fortalecernos y establecernos.
Nuestras cargas nos pueden hacer mejores de lo que nos imaginamos: más fuertes, más pacientes, más valientes, más amables y más amorosos de lo que hubiéramos sido de no ser por ellas.
1Pedro 5:10
Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia…
Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.
Fuente: Nuestro Pan Diario 2005
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