Por María Lozano
das las cosas les ayudan a bien…
Porque a los que antes conoció, también
les predestinó para que fuesen hechos con-
formes a la imagen de su Hijo.
Romanos 8:28-29
Cuando se extrae un bloque de mármol de una cantera, todavía
es impropio para cualquier uso. El escultor deberá trabajar mucho tiempo
empleando múltiples herramientas para dar forma a una obra de arte.
¡Con nosotros ocurre de igual manera! Cuando creemos en el
Señor Jesucristo nuestro Salvador, somos semejantes a ese bloque deforme. Dios
se ocupa de nosotros y, mediante diversos instrumentos, nos da forma según su
deseo.
Emplea su Palabra para instruirnos, pero también utiliza las
circunstancias de la vida y especialmente las pruebas,
Tales como la enfermedad, un accidente, un fracaso escolar,
profesional o sentimental…
Todo está a su disposición para ese fin. Las herramientas de
Dios a menudo causan dolor, pero nunca
olvidemos que su mano es la que las maneja.
Sabemos que nada ocurre por casualidad, que Dios controla
todo. Su poder ilimitado está al servicio del bien de sus hijos. ¡Qué
tranquilidad debería darnos este pensamiento cuando pasamos por la prueba!
¿Y cuál es el objetivo que Dios persigue? Así como un
escultor tiene ante sí un modelo, el cual se esfuerza en reproducir en la
piedra, Dios tiene un modelo propio: su Hijo, el hombre perfecto. Quiere
reproducir en nosotros sus caracteres, hacer que al igual que él nos volvamos
pacientes, humildes, obedientes, caritativos…y él se toma su tiempo para producir
ese resultado en la vida de usted y en la mía.
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