Tomado de: Jesús Lo Es Todo
Por María Lozano
Muchos piensan que Dios es un ser inalcanzable, que solo escucha la voz de aquellas personas “santas y correctas” que están a la altura de ser llamados hijos de Dios o que deben tener un tiempo intenso de santificación antes de dirigirse a Él, como una especie de ritual para quedar limpios de todo mal. Otros creen que necesitan de alguien que hable por ellos porque no están a la altura suficiente para hablar con Dios.
Pero lo cierto es que no hay necesidad de intermediarios humanos ni hay personas mas santas que otros, por medio de Jesús todos somos iguales para Dios, y anhela que indistintamente de la condición de cada quien, todos tengan comunicación con Él.
Hablar con Él no se trata de hacer un ritual previo, o de lograr una conexión espiritual que nos transporte a un lugar en específico, o nos haga sentir de alguna manera, sino mas bien de escuchar esa voz en nuestro corazón que trata de guiarnos.
Antes pensaba que hablar con Dios sería algo así como que los cielos se abrirían se escucharían trompetas, truenos y que Dios me hablaría tan fuerte que no iba a poderlo soportar; sin embargo, mas adelante luego de guardar silencio y dejar el afán del día logre reconocer ese sonido apacible que hablaba a mi alma, y que en otras ocasiones se había dirigido a mi, no era la primera vez que sucedía solo que antes no lo había podido reconocer.
Estando Elías en Horeb, al pie de una montaña esperaba el paso de El Señor, lo curioso de ese momento es ver como Dios se manifestó, pues no se encontraba en lo más llamativo sino en lo más simple. Entonces el Señor le dijo: «Sal de tu cueva y espérame en el monte, delante de mí.» Elías pudo sentir que el Señor estaba pasando, porque se desató un viento poderoso que a su paso desgajaba los montes y partía las rocas. Pero el Señor no estaba en el huracán. Tras el viento vino un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego. Pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Luego vino un silbo apacible y delicado, 13 y cuando Elías lo percibió, se cubrió el rostro con su manto y se quedó a la entrada de la cueva; entonces escuchó una voz que le preguntaba: «¿Qué haces aquí, Elías?» 1 Reyes 19: 11-13 Versión Reina Valera Contemporánea.
¿Deseas tener una conversación con Dios? escoge un lugar intimo y sencillo en tu casa y simplemente háblale a Dios y en el silencio podrás escuchar las respuestas que Él te dará, no es necesario buscar intermediarios o ambientar el lugar de una manera específica, si es tu deseo hazlo, pero no creas que se debe cumplir una serie de requisitos para lograr escuchar su voz, recuerda que Dios esta en los cielos pero también habita en lo sencillo e intimo del ser humano, en tu corazón.
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