Puedes acercarte a Dios con confianza

Tomado de;Jesús Lo Es Todo
Por María Lozano

"EL VELO DEL TEMPLO SE RASGÓ EN DOS, DE ARRIBA ABAJO"
(Mateo 27: 51)





Una vez al año, el Día de la Expiación, el sumo sacerdote podía ir más allá de la gruesa cortina del tabernáculo y acceder al “lugar santísimo”, donde estaba la presencia de Dios. Lo que le hacía apto para entrar ahí era la sangre de un cordero sacrificado que cubría el propiciatorio, bajo el cual reposaba el arca del pacto, como Dios lo había dispuesto. ¿Sabes qué contenía el arca?”. Los diez mandamientos, los cuales todos nosotros hemos incumplido. El único modo del que Dios podía mirar la culpa de su pueblo era a través de la sangre del cordero.


Ahora saltemos a la parte de la cruz. Jesús “entregó su espíritu. Entonces el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. Ese día todo cambió a mejor. En lugar de tus fallos, ahora puedes entrar en la presencia de Dios, sabiendo que la sangre de Jesús cubre tus pecados, y pedir cualquier cosa que necesites. “…acerquémonos confiadamente al trono [de Dios] para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:16 NVI). Tienes la aprobación de Dios asegurada cuando te acercas a Él diciendo: ‘Vengo en el nombre de Jesús y por los méritos de su sangre derramada’. Funciona igual que un crédito: estás en Cristo, ¡así que tienes el aval perfecto! Por ello, aun cuando creas que no eres apto o que no te lo mereces, si pides con fe, Dios te lo dará “por medio de Cristo” (Efesios 4:32 TLA).

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