Un Corazón Generoso

Tomado de Renuevo de Plenitud
Por María Lozano
Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante.
Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.
(Lucas 6: 38)
Si recientemente has viajado en una aerolínea o un ómnibus de larga distancia, ¿Has notado que cuando la azafata te sirve agua o jugo, el vaso plástico que te entregan sólo está lleno hasta la mitad o ¿hasta las tres cuartas partes? Lo he notado en mis vuelos. Siempre he querido que el vaso esté lleno pero no lo pueden llenar hasta el tope porque se derramaría. ...
Siempre digo en broma que las azafatas nos dan porciones miserables. ¡DIOS NO ES ASÍ! Dios nunca es miserable con nosotros.
Dios no solo nos quiere dar hasta el tope.
¡Él quiere darnos lo máximo! Medida buena y rebosante.
La promesa que Jesús nos dio aquí habla de la disposición de regresarnos lo que le dimos, basado en nuestra generosidad.
¿Sabías que Dios mismo mide nuestro dar? Él sabe cuando damos y sabe cuando no hemos dado. Dios es aquel que mide nuestro dar y mide el retorno basado en nuestra generosidad.
Como un comerciante generoso que entrega grandes medidas de grano, Dios quiere darnos más de regreso.
Mientras damos, el retorno más grande usualmente no es material. A veces es el gozo de participar en el ministerio de Cristo y de ver los resultados. Estas recompensas son dones de Dios, son el fruto de nuestro compromiso con Dios. No tenemos razón ni derecho a demandar bendiciones materiales, pero sí es interesante ver cómo Dios cuida de nosotros cuando damos. 
¿Vivimos para tener… o ¿vivimos para dar?









¡Que Dios nos de un corazón generoso!

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