Por María Lozano
La historia del actor Charlton Heston ilustra nuestra necesidad
de hacer todo lo que podamos y confiarle a Dios lo que no podemos.
Durante la filmación de la gran película épica Ben Hur, Heston
trabajó largas horas con los entrenadores para aprender a manejar un carro para
la escena crucial de la carrera de carros. Mejoró mucho su manejo de los
caballos y el carruaje., pero finalmente se convenció que la tarea era un
desafío mayor de lo que había previsto inicialmente. Se aproximó al legendario
director de la película, Cecil B. De Mille para hablarle acerca de la escena.
Señor
De Mille, le dijo, he trabajado duramente para manejar este carruaje y creo que
puedo hacerlo con toda soltura en esta escena. Lo que no creo es poder ganar la
carrera.
El director le contestó: Usted conduzca solamente. El resto lo
hago yo.
Dios tiene diferentes formas de dirigir las distintas carreras
que hacemos en el transcurso de nuestra vida. Él confía que hagamos nuestra
parte de dominar el carro. Nosotros debemos confiar en que Él determinará el
resultado de la carrera. Como dijo una vez un ingeniero: Dios provee la energía
inicial. Nosotros la producción. Y Dios da el resultado final.
El mayor acto de fe para el hombre es reconocer que no es Dios.
Salmo 100:3
Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
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