Hoy...Seguiré al Campeón

Tomado de: Renuevo de Plenitud
Por María Lozano

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Salmo 46:1
El amor de Dios lo insta a intervenir a nuestro favor. Como hemos visto, Él no es un Dios distante, contento de permitir que el mundo que El creó siga girando a través de la eternidad torcidamente....

Él está siempre presente para poner las cosas de nuevo en su curso correcto: para venir al auxilio de las personas para quienes Él hizo todo inicialmente (Salmos 46:1).
Una de las ilustraciones del Señor más constantes que encontrarás en la Biblia es la de un campeón, alguien que usa su gran fuerza y sus proezas de batalla para defender y pelear por otros. Jeremías se refiere a Dios como un “guerrero poderoso” [que inspira asombro y que causa terror] que hace que se les debiliten las rodillas a los enemigos espirituales (Jeremías 20:11).
A medida que conozcas al Señor cada vez más, lo vas a ver como un campeón que interviene una y otra vez porque ésta es una de Sus actividades más reveladoras: venir como “un salvador, y un poderoso” (Isaías 19:20). En incontables formas Él estará a tu lado, como lo estuvo con el Rey David echando mano del escudo, la lanza y el hacha para enfrentarse a los que estaban persiguiéndolo.
Él te librará de las trampas, te salvará de infecciones mortales, tanto físicas como espirituales, y fielmente te protegerá contra los ataques que tengas que enfrentar.
Dios es el campeón perfecto; Su estatura es más que imponente a la oposición, y Él puede hacer cualquier cosa que quiera sin que nadie lo detenga . ¿Qué podría ser mejor que estar del mismo lado de Dios, no en algo tan pequeño e insignificante como un juego de fútbol, una disputa legal, o la lotería, sino en toda tu vida?
Imagínate, Si Dios está de tu lado y está activamente trabajando como tu campeón defensor, ¿quién podría estar en tu contra?, ¿tiene esto algún significado?
Pues esto es lo que dice la Biblia. Echa mano del broquel y del escudo, y levántate en mi ayuda. Empuña también la lanza y el hacha para enfrentarte a los que me persiguen; di a mi alma: Yo soy tu salvación. — Salmos 35:2-3
Porque Él te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal. Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio; escudo y baluarte es Su fidelidad. — Salmos 91:3-4.
Declarad y presentad vuestro caso; sí, que deliberen juntos: ¿Quién ha anunciado esto desde la antigüedad y lo ha declarado desde entonces? ¿No soy yo, el SEÑOR? No hay más Dios que yo, un Dios justo y salvador; no hay ninguno fuera de mí. Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. Isaías 45:21-22

Hoy..Al Campeón….de Campeones , Dios …a él solo seguiré.
Señor , Gracias por mostrarme la Victoria que conseguiste para mi. Amén.

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