Por María Lozano
Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos ¡Abba, Padre! — Romanos 8:15
La mayoría de nosotros no tuvimos que ver en la elección de nuestro nombre.... Nos lo pusieron y a menos que lo cambiemos, es nuestro de por vida. Pero hay unas cuantas situaciones en la vida cuando tenemos la oportunidad de decirles a las personas cómo queremos ser llamados.
Los abuelos los novios y amigos cercanos pueden ponernos apodos. Dios tiene muchos nombres y títulos. Él es el “YO SOY,” el Eterno, el Todopoderoso, Dios el Proveedor, el Hacedor de los cielos y la tierra, y muchos otros nombres.
Pero la intimidad y la ternura con la cual Dios nos ama están envueltas en uno de Sus nombres favoritos, el que Su Espíritu nos enseña a decir primero, exactamente después de haber sido restaurados para relacionarnos con Él. Este nombre es Abba, que es la palabra Hebrea para “papi” (Romanos 8:15; Gálatas 4:6). A Él le encanta que lo llamemos “Papi Dios.”
Dios tiene un corazón de padre. Es por eso que lo llamamos “Dios nuestro Padre.” Él es un padre perfecto que siempre sabe qué es lo mejor para nosotros y que siempre hace lo que es mejor para nosotros.
Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre! — Gálatas 4:6
Desafortunadamente, muchas personas terminan con una imagen distorsionada de Dios porque sus padres terrenales fueron incapaces de ser todo lo que Dios quiso que fueran para sus hijos. Mientras que los padres terrenales pueden estar distantes o ausentes, Dios siempre está cerca, “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1). Él es “el que va” con nosotros dondequiera que vayamos (Deuteronomio 31:6).
En lugar de mostrarse impaciente o estar constantemente criticándonos como algunos padres terrenales pueden ser, Dios es compasivo y no se impacienta con nosotros por nuestros defectos. Él es lento para enojarse, y rápido para perdonar. Aún hasta los mejores padres dirán y harán cosas que les causen a sus hijos una aflicción prolongada.
Nuestros fracasos y debilidades humanas nos hacen vulnerables para lastimar y decepcionar precisamente a las personas a quienes más cariño les tenemos. De modo que las madres y los padres a veces toman malas decisiones y les causan daños permanentes a sus pequeños.
Esto es especialmente cierto cuando un padre pierde la visión de cómo relacionarse con sus hijos. Los hijos de padres terrenales que no tuvieron una relación íntima y positiva con ellos cargarán con una dosis de desconfianza y confusión hacia Dios, su Padre celestial, aún durante su vida adulta.
Si tuviste una niñez difícil y no tuviste la posibilidad de descansar verdaderamente en la presencia cercana de tu padre, por la razón que sea, esto puede explicar algo de tu incomodidad con el Señor. Hoy quiero comprender lo que significa Abba Padre y acercarme a él con confianza.
Gracias Señor por ser para mi el padre que siempre quise tener. Un padre cercano, dulce y comprensivo. Hoy me acerca a tí con esa confianza. En el Nombre de Jesús. Amén.
Dr. Daniel A. Brown.
Disfrute tu diario vivir.
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