Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
«Señor mío y Dios mío, sé tú mi guía, con tu Palabra vivifica mi vida y lléname de la seguridad que solo puede dar tu amor perfecto en Cristo Jesús, para que mis pasos sean reafirmados y no viva esclavo del temor. Que todo lo que piense, diga y haga sea libre de temor y lleno de la convicción que trae tu amor. Señor Jesucristo es en tu nombre que clamo. Amén»2. Lee la palabra de Dios
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” 1 Juan 4:18..3. Reflexiona
El temor no puede ser nuestra guía, sino el amor. Reflexionemos entonces: ¿Las decisiones que tomamos las hacemos por temor o por convicción?
Porque si es por temor al futuro, al qué dirán o a otra persona; esto causará que seamos esclavos de nuestros temores, como dice el libro de Proverbios 29:25 “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”, y este lazo nos llevará al dolor o a la pérdida. Pero si en contraste, reconocemos a Dios en nuestro camino, si le entregamos a Él nuestros planes con toda confianza, es decir, alineamos nuestros planes a su voluntad que es buena, agradable y perfecta, seremos prosperados. ¿Y por qué razón serán bendecidas las decisiones o planes dispuestos ante Dios?, porque este es el resultado de confiar en sus promesas escritas en su Palabra, o porque fiel es el que las prometió, como dice el proverbio 16:20: “El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.”.
Por esta razón, debemos prestar diligente atención a su Palabra, pues en ella está el concejo verdadero, pero también la promesa fiel que se cumplirá cuando la hacemos nuestra, cuando obedecemos el principio y lo aplicamos; por ejemplo, como hemos aprendido hoy, a no dejarnos guiar por el temor, sino a tomar decisiones guiadas por fe y por el amor de Cristo que mora en nosotros.



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