Por María Lozano
Diste alabanza a dioses de plata y oro,
de bronce, de hierro, de madera y de
piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y
al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos
son todos tus caminos, nunca honraste.
Ni ojo de nadie ha visto, fuera de ti…las
cosas que hará el Señor por aquel que le espera.
Isaías 64:4,V.M.
Un gran almacén de París vendió millares de amuletos en un
mes. “Esta pasión por los amuletos satisface una verdadera necesidad
espiritual…Creemos cada vez menos en Dios; en cambio creemos cada vez más en
nuestra propia suerte. Con el amuleto cada uno elabora su propia religión”,
comenta un responsable de ventas. El hombre incrédulo rechaza voluntariamente a
Dios y los valores cristianos. Entonces intenta llenar su vacío “ideando su
propia religión”, a su medida, irracional, moldeable, sin compromiso, pero que
al fin de cuentas sólo trae desilusión, decepción y a veces conduce al
engranaje peligroso del ocultismo.
Esta “verdadera demanda de espiritualidad” corresponde en
realidad, a lo que constituye el valor y la nobleza del hombre, es decir, la
posibilidad de estar en relación con Dios, su creador. Si usted está buscando
protección y felicidad, le proclamamos, no una nueva religión, sino una buena
noticia: el Dios vivo y verdadero está interesado en usted. Él le conoce, le
ama tal como es; desea darle una solución y una ayuda concreta en su vida
cotidiana. Leyendo la Biblia ,
usted descubrirá al verdadero Dios. Dé un paso hacia él, con toda sinceridad, y
él se revelará a usted. Este encuentro cambiará el curso de su vida.
¡No deje pasar el tiempo!
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