por María Lozano
Que vuestra fe no esté fundada en la sa-
biduría de los hombres, sino en el poder
de Dios.
1 Corintios 2:5
Yo sé a quién he creído.
2 Timoteo 1:12
Fue Dios quien lo
trazó, y ningún otro camino conduce allá. Jesús lo designa con estas
palabras:”Yo soy el camino…nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Nuestros pecados nos impiden el acceso a Dios. Según las exigencias divinas,
éstos deben ser expiados mediante un sacrificio perfecto. Entre los hombres no
hubo nadie que estuviese sin pecado, que pudiese ofrecerse como víctima
expiatoria.”Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”
(Gálatas 4:4). En virtud del sacrificio de su Hijo, Dios salva a los que se
reconocen culpables y creen en el Señor Jesús.
El camino es sencillo, pero los hombres quisieron introducir
propios pensamientos: Es cierto, dicen ellos, Cristo es el camino, pero usted
no puede ir directamente a él, tiene que implorar a los santos. Y luego,
tranquilícese, después de su muerte, sus seres queridos que estén en la tierra
conseguirán, por medio de rezos y ofrendas, que Dios le abra el cielo.”
No, la
Palabra de Dios rechaza tales razonamientos.
Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”(1
Timoteo 2: 5-6). Y: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al
hermano, ni dar a Dios su rescate”(Salmo 49:7). Usted hallará la paz con Dios
por medio de Jesús, porque “no hay otro nombre…dado a los hombres, en que
podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
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