por María Lozano
La vida es más que la comida
Lucas 12:23
Dándonos (Dios) lluvias del cielo y
tiempos fructíferos, llenando de sus-
tento y de alegría nuestros corazones.
Hechos 14:15-17
Un creyente fue invitado a un restaurante ubicado en una
catedral. Como muy poca gente acudía a los oficios, la construcción había
tenido que ser vendida. Para llenarla nuevamente, sólo fue necesario darle otro
uso. Los clientes parecían muy contentos comiendo en un lugar tan insólito. Una
pregunta atravesó la mente de ese creyente:
¿Hubo una vez tanta gente en ese edificio cuando todavía era
un lugar de culto, y en donde se leía la Biblia ?
Si es necesario alimentar bien el cuerpo, ¿no es por lo
menos igual de importante preocuparse por el alma? La salvación de nuestra alma
y nuestro futuro eterno dependen de las decisiones que tomemos durante nuestra
vida terrenal.
Dios dice claramente: “Os he puesto delante la vida y la
muerte…escoge pues, la vida” (Deuteronomio 30: 19). Pero, ¿dónde encontrar esta
vida? Esta vida está en su Hijo Jesucristo, quien se presenta a sí mismo como
“el pan de vida” (Juan 6:35) que vino a la tierra para comunicar la vida a aquel
que lo recibe (Juan 3:36). Pero esta nueva vida, recibida por la fe en su
sacrificio en la cruz, también debe ser cuidada mediante un alimento apropiado.
Por ello Jesús nos invita a alimentarnos de él, de su Palabra, y a vivir para
él.
Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si
alguno comiere de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6:51).
Leamos la
Biblia para hallar a Jesús, el único alimento que puede
satisfacer las necesidades más profundas de nuestra alma.
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