Por María Lozano
La alabanza es la ofrenda de un corazón agradecido del pueblo de Dios en su reunión de fieles.
Qué bueno es saber que nuestro soberano Dios escucha cada clamor y fuera de su ternura, nos levanta y coloca nuestros pies sobre la roca.”Y tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre, porque tu misericordia es buena” (Salmo 109: 21).
La frase, “Pero tú soberano Señor”, es una declaración, un reconocimiento del poder y la autoridad absoluta de Dios. Nada, nada se desliza más allá de sus manos, ni se escapa de su vista. “Los ojos del Señor, están en todas partes”. (Proverbios 15: 3) Él sabe todo y entrega todo por amor a su nombre. Es por esto que estamos agradecidos porque el carácter de Dios es amor, su naturaleza es ser amable, su misericordia para sanar y su fidelidad para perdonar. ¡Dios guarda cada una de sus promesas.!
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