La Oración

Tomado de: El Poder de Orar
Por María Lozano
" Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.” Job 8: 5-7

El pasaje de hoy nos hace llegar una preciosa promesa de nuestro Padre celestial. Pero al mismo tiempo nos indica lo que debemos hacer para que esa promesa sea una realidad en nuestras vidas. Es necesario que busquemos el rostro del Señor en oración cada día. Así afirma este pasaje: “Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso…” Es necesario que leamos la Biblia diariamente y meditemos en ella, y la apliquemos a nuestras vidas. Así dice el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que… en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.” Y concluye: “…todo lo que hace, prosperará.” Es necesario que vivamos una vida limpia y recta delante del Señor. Así dice este pasaje: “…si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti...” Entonces vendrá el cambio en tu vida....
El Eterno que conoce tus circunstancias y que te dice “aunque tu principio haya sido pequeño” es el mismo Dios que hará que tu postrer estado sea muy grande. Pero al igual que no se puede construir un décimo piso sin edificar primero los nueve anteriores no se puede llegar al nivel "muy grande" a menos que aprendamos a caminar en fidelidad al Señor en medio de los “tiempos pequeños” o de aparente derrota. Piensa que si estás buscando al Señor de corazón, él está trabajando en esas circunstancias, preparando los cimientos para algo muy grande y maravilloso en tu vida. Echa fuera todo sentimiento de frustración y gózate en el Señor porque para llegar a ser grandes primero debemos ser pequeños. Esa es una ley tanto natural, como espiritual. 
El Eterno habla a través del profeta Isaías, y nos hace esta preciosa promesa: “El más pequeño llegará a ser un millar, y el más insignificante una nación poderosa. Yo, el Señor, a su tiempo lo apresuraré.” (Isaías 60:22). Mantente en oración, confiando plenamente en el poder del Eterno y “a su tiempo” esta promesa será una realidad en tu vida. No te desanimes y pon tu confianza en el Señor. Ten la completa seguridad de que lo mejor está por venir. Amen.

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