Por maría Lozano
Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio (Hechos 8: 4)
¿Sabías que si una estrella de mar le cortan uno de los brazos le hacen otro para reemplazarlo? En realidad, si se corta este animal marino, todos los trozos que contengan parte del disco central producen una nueva estrella de mar.
Algunos pescadores de ostras lo descubrieron, para sorpresa de ellos, cuando sus ostreros se llenaron de esos animales. Aquéllos hombres habían cortado las estrellas que habían atrapado y volvieron a tirar los pedazos en el agua. Sin embargo en vez de destruirlas, estaban ayudándolas a multiplicarse...
Durante siglos, en muchas naciones, se ha odiado ferozmente a los cristianos y se los ha resistido, pero la persecución no ha destruido el cristianismo. Aún en las circunstancias más espantosas, no solo ha sobrevivido, sino que ha florecido. Jesús afirmó respecto de su Iglesia que “ las puertas del Hades, no prevalecerán contra ella” (Mateo 16: 8).
Los creyentes del siglo 1, en Jerusalén, eran perseguidos intensamente, pero eso hizo que se esparcieran por toda Judea y Samaria. Y, dondequiera que iban, predicaban la Palabra y muchos creían. En Hechos 8: 4-6, leemos que multitudes respondieron a la predicación de Felipe.
Si, la Iglesia del Señor Jesucristo, por más severamente que haya sido perseguida, sigue creciendo.¡ Ni siquiera las fuerzas del propio infierno pueden vencerla!.
La sangre de los mártires es la semilla de la iglesia.
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