Tomado de: Ana María Álvarez -Escritora
Por María Lozano
Me declaro testigo
de un gran acto de arrojo,
que pecó de impulsivo,
de loco e impetuoso.
Que no supo domar
lo que iba por dentro,
y le dio rienda suelta
sin pensarlo un momento.
Esa noche, la Luna,
resurgió tan hermosa,
tan brillante, tan bella,
tan pura... luminosa...
que el mar enloqueció
y trató de atraparla..Alzó su garra oleada
que pareció alcanzarla
y ella dulce doncella
dejó ser rescatada
y ... no sé si he soñado
pero... lo ví besarla.
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