Venciendo al sistema

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

1. Por favor ora conmigo
«Señor Jesús, ayúdame a vencer el sistema de valores de este mundo, permíteme experimentar los beneficios y el poder de la humildad, del perdón, del amor. Quiero asombrar al mundo con mi obediencia a la cruz. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. 1 Pedro 5: 6.
3. Reflexiona
El sistema de valores de este mundo nos ha hecho pensar que la humildad es una cualidad despreciable, a los humildes se les ve como seres pequeños, insignificantes, pobres, sin pretensiones, aquellos a quienes se les puede pisotear, menospreciar o simplemente ignorar. Sin embargo, La Biblia, que es el manual de vida de los creyentes, nos describe algo completamente diferente y profundo acerca de la humildad y nos enseña que la humildad es la esencia misma del carácter de Cristo y el fruto de estar en comunión con el Espíritu Santo. Esta cualidad, al contrario de lo que se nos ha hecho creer, nos exalta a los primeros lugares en esta tierra y también en la eternidad..El apóstol Pablo nos invita a que tengamos la misma actitud que tuvo Jesús: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2: 6-8.
La humildad tiene que ver con el amor, el amor a nuestro Padre Dios y el amor a los demás. Amamos a Dios cuando le obedecemos, cuando decidimos hacer su voluntad por encima de la nuestra humillándonos ante Él, reconociendo que nada somos ni podemos hacer, sin su dirección. Amamos a nuestros semejantes y somos humildes cuando decidimos poner al servicio de ellos, las virtudes, talentos y éxitos que Dios nos da, cuando evitamos el conflicto y decidimos pasar por alto la ofensa, cuando perdonamos, cuando tratamos a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Dios engrandeció a Jesús por su humildad: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”, Filipenses 2:9, y también nos exaltará a nosotros.
Venzamos al sistema con nuestra humildad y demostremos que la humildad, lejos de hacernos menos, nos hace más grandes.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo.

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