La diferencia que hace la oración

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: HECHOS 12.1-19ª.
Así que Pedro estaba guardado en la cárcel, pero la iglesia oraba fervientemente a Dios por él. Hechos 12:5.
Al repasar los acontecimientos de Hechos 12:1-19, surge una pregunta: ¿Por qué asesinaron a Jacobo (véanse los versículos 1-2) y liberaron a Pedro? ¿Acaso Dios no pudo haber salvado también a Jacobo? Sin duda, sí pudo. Pero ¿por qué no lo hizo? La única respuesta que este capítulo sugiere se encuentra en el versículo 5. Pedro estuvo en prisión, al igual que Jacobo. Pero la diferencia fue que la iglesia oró fervientemente a Dios por Pedro, y como resultado, Pedro fue liberado. Usted se pregunta: ¿Qué más da? ¿Acaso Dios no pudo haber liberado a Pedro de todas formas? Si Dios determinó que Jacobo muriera y Pedro fuera liberado, ¿qué más dio la oración de la iglesia?
Pero nunca olvidemos lo que dice Santiago (no este Santiago, sino el hermano de Jesús, quien escribió la Epístola de Santiago): «No tenéis lo que deseáis, porque no pedís» (Santiago 4:2). En su sabiduría, Dios ha dispuesto que su pueblo participe en lo que él hace. Aquí le está inculcando a su pueblo que cuando el peligro amenaza el plan de Dios, o al pueblo de Dios, es un llamado a la oración. Dios escuchará esa oración, la responderá y liberará a la gente, cuando de otra manera no lo habría hecho.
Esta es la gran lección de este capítulo. No debemos dar por sentados los acontecimientos de nuestro día, como si no pudiéramos hacer nada al respecto. La oración se convierte en un impulso poderoso del pueblo de Dios para cambiar los acontecimientos. La oración es la respuesta más natural de un corazón que depende de Dios. Si realmente cuentas con que Dios hará algo, entonces orarás al respecto. Confiarás en él; te comunicarás con él. Si no cuentas con él, no orarás. Si realmente cuentas con algo más, o con alguien más —si crees que con tus propias astutas maniobras puedes salir de una situación, o si confías en que otros seres humanos te ayudarán— no orarás..El motivo fundamental de la oración es un sentido de dependencia. Si realmente crees que Dios, y solo Dios, puede obrar, y que hay elementos en una situación en los que solo él puede cambiar las cosas, entonces oras. Esto fue lo que le sucedió a esta iglesia primitiva. Cuando se dieron cuenta que Santiago había sido condenado a muerte y que este ataque feroz del enemigo podía tener éxito, de repente comprendieron que tenían un papel que desempeñar en el plan de Dios. Debían acudir a Dios en oración ferviente para que Pedro fuera liberado. Y Dios lo liberó de una manera maravillosa.
Este pasaje nos muestra el efecto de la oración, y es fundamental que aprendamos esto hoy. Dios obra hoy de la misma manera que en el siglo primero, y responderá a nuestras oraciones de forma muy similar.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Padre mío y Dios mío, enséñame a orar. No siempre necesito saber por qué orar, pero sí necesito orar desesperadamente. Necesito orar por los demás; orar por los peligros que nos acechan como nación y como mundo. Ayúdame a abrir mi corazón y a ser sincero ante ti. Sé que en el misterio de la oración, un misterio que no puedo comprender, algo está sucediendo que hace posible que la actividad de tu Espíritu obre de maneras inusuales, maneras que de otro modo nunca ocurrirían. Esperamos en ti Jesús. Amén.
Aplicación de la vida
Cuando la oración es adoración, el enfoque se centra en el carácter y la voluntad de Dios.
¿Estamos aprendiendo a adorarlo al orar como Jesús: «...pero no se haga mi voluntad, sino la tuya»?
Te bendigo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Un fuerte abrazo.

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