"He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él Conmigo" Apocalipsis 3:20.
Si hiciera la pregunta "¿Dónde está Waldo?", seguro que te acordarías de esos populares libros ilustrados para niños en los años 80. A ese muchachito de camisa de rayas rojas y blancas y con sombrero le encantaba esconderse en las páginas en medio de una recargada secuencia de imágenes que hacían casi imposible encontrarle....
Gracias a Dios, encontrar a Jesús es mucho más fácil que encontrar a Waldo. Jesús no juega al escondite. Él dice: "He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo" (Apocalipsis 3:20). Puedes encontrarle a la entrada de tu corazón -la esencia de tu existencia- esperando entrar. No quiere simplemente conocerte en la iglesia, o que Le mantengas a raya en las periferias de tu vida. Más bien, Él anhela estar en el centro de tus sueños, decisiones y deseos. Quiere una relación de verdad con tu verdadero yo.
Y con todo lo maravilloso que es eso, tengo que advertirte que puede que sea un poquito inquietante. Sin duda alguna, tu corazón está albergando algunas cosas que Él quiere trabajar. Pero no hay nada más valiosos que la intimidad con Él. Recibe a Jesús, y Él limpiará todo el desorden hasta que el aire se sienta fragante y fresco con la pureza, el poder y el placer de Su presencia.
¿Quién está llamando a la puerta de tu corazón? ¡Es Jesús! ¡Que maravilloso!. Reflexión: Jesús está a la entrada de tu corazón, ¡recíbele!.
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