por María Lozano
Hay camino que al hombre le parece
derecho; pero al fin es camino de muerte.
El ave…se apresura a la red, y no sabe que
es contra su vida. (Proverbios 14: 12;7;23)
Todos hemos oído hablar de las plantas carnívoras, las cuales por su olor o la vivacidad de su color atraen a los insectos, los encierran en su corola y los digieren. Esto nos hace pensar en todas las seducciones a las cuales el hombre moderno está sometido. Desde la radio hasta el Internet, pasando por la prensa, la televisión y las vallas publicitarias que llenan las calles de nuestras ciudades, se nos promete éxito, riquezas, libertad, victoria…con tal de que actuemos a nuestro antojo. ¡Todo parece tan vello y atractivo!
A imagen de una planta carnívora, Satanás, el príncipe actual de este mundo, atrae a sus víctimas y les ofrece mil y una cosas, unas más atractivas que otras. Él es el mentiroso, el engañador y el seductor. A través de las maniobras de todos los vendedores de ilusiones, el objetivo de Satanás es conducir al mundo entero a la perdición, llevando a sus víctimas a comer los frutos envenenados que crecen tras las bellas flores que hizo que admirásemos. Sabe muy bien que “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”
(Santiago 1:14-15).
Huyamos de las trampas de Satanás y pongamos nuestra confianza en Dios, quien siempre nos dice la verdad; él iluminará la salida del camino que emprendamos.
Busquemos su pensamiento leyendo la Biblia en oración.
¡Que Dios nos de entendimiento!
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