EL VIEJO CORREDOR

Tomado de la Buena Semilla
por María Lozano


¿No sabéis que los que corren en el esta-
dio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal
manera que lo obtengáis. Todo aquel
que lucha, de todo se abstiene; ellos, a
la verdad, para recibir una corona corruptible,
pero nosotros, una incorruptible.1 Corintios 9:24-25

Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome
a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses  3:13-14

Vivíamos en Marruecos; fue allí donde me halló el Señor. ¡Me gustaba participar en las carreras; estaba orgulloso de ser siempre el primero y de tener muchas copas!
Pero cierto día, en una competencia, no lograba adelantar al que estaba delante de mí. Al ver la meta hice un esfuerzo descomunal y llegué primero… al tiempo que me desplomaba.

Durante el largo período que pasé en el hospital, mi madre me leyó en la Biblia un versículo que habla de las coronas. Cuando quedé solo me puse a reflexionar en estas dos expresiones: “corona corruptible”… “corona incorruptible”. En la siguiente visita de mi madre le dije:-¡Comprendí! Ayer corría tras las coronas que pasan, pero hoy quiero correr por una corona eterna, siguiendo a Jesús!”
Cuando salió del hospital, nuestro amigo se dedicó a llevar el Evangelio. Recorrió las carreteras de Marruecos, Argelia y más tarde de Francia. Hoy continúa su obra en una residencia de ancianos, distribuyendo calendarios.
¡Qué corredor incansable para seguir a Jesús!

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