Max Lucado
Por María Lozano
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros…
cosas por las cuales viene la ira de Dios.
Colosenses 3: 5-6
Muchos no comprenden el enojo de Dios porque confunden la
ira de Dios con la ira de los hombres. Las dos tienen poco en común. El enojo
humano es típicamente egoísta y propenso a explosiones de temperamento y
acciones violentas. Nos enojamos porque no nos hacen caso, no nos atienden o
nos engañan. Esto es enojo humano. Pero no es enojo de Dios.
Dios no se enoja porque las cosas no van como quería. Se enoja
porque la desobediencia siempre trae como resultado la autodestrucción. ¿Qué
clase de padre se sienta tranquilamente y observa que su hijo se hiera a
propósito?.
En Manos de la
Gracia.
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