Max Lucado
Por María Lozano
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Salmo 42: 1
Jesús no actuaba a menos que viera a su Padre actuar. No
juzgaba hasta escuchar a su Padre juzgar.
Ninguna acción u obra tomó lugar sin la dirección del Padre.
Como Jesús podía escuchar lo que otros no podían, actuaba en
forma diferente a la de ellos.
¿Recuerdas cuando todos estaban perturbados a causa del
hombre que había nacido ciego? Jesús no lo estaba.
De alguna manera sabía que la ceguera revelaría el poder de
Dios (Juan 9: 3). ¿Recuerdas cuando todos estaban angustiados por causa de la
enfermedad de Lázaro? Jesús no lo estaba. Era como si Jesús pudiera escuchar lo
que nadie más podía. Jesús tenía una comunión permanente con su padre.
¿Supones que el Padre desea lo mismo para nosotros?
¡Definitivamente! Dios desea tener la misma intimidad constante contigo que
tenía con su hijo.
Como Jesús
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