Max Lucado
Por María Lozano
Supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús.
Filipenses 3:14
La mayor parte de mi vida he sido muy desordenado…Entonces me casé…
Mi matriculé en un programa para personas desordenadas... Un terapeuta físico me ayudó a redescubrir los músculos que se usan para colgar las camisas…
Mi nariz volvió a saber lo que es la fragancia de los limpiadores aromatizantes…
Un día llegó el momento de la verdad. Denalyn viajó fuera de la ciudad. Al principio volví a mi condición de hombre viejo. Me imaginé que sería un desordenado por seis días y limpio en el séptimo.
Pero algo extraño ocurrió: sentí un curioso malestar.
No podía descansar con platos sucios en el fregadero.
¿Qué me había pasado? Muy sencillo. Me había acostumbrado a una norma superior.
¿No es eso lo que nos pasa? Antes de Cristo vivíamos una vida desordenada, sucia e indulgente.
Ni sabíamos que éramos desordenados antes de conocerlo… De repente sentimos deseos de hacer el bien. ¿Regresar al antigua desorden? Ni en broma.
En Manos de la Gracia.
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