Por María Lozano
LLAMANDO JESÚS A UN NIÑO, LO PUSO EN MEDIO DE ELLOS…” (Mateo 18:2)
Un regalo infantil lleno de amor
En medio de todos tus logros y aplausos, para un momento y permite que esta historia de James Dobson te recuerde que la vida no consiste en cosas, sino en relaciones.
“Hace algún tiempo un amigo mío castigó a su hija de tres años por echar a perder un rollo de papel dorado que tenía para empaquetar los regalos. El dinero era escaso y se alteró cuando ella intentó decorar una caja que iba a poner debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, a la mañana siguiente la pequeñita llevó el regalo a su papá y le dijo:
‘Esto es para ti, papá’. Se sintió avergonzado por haber reaccionado tan duramente como lo hizo. Pero su enfado surgió de nuevo cuando abrió la caja y la encontró vacía. Le gritó: ‘¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que hay algo dentro?’. La niñita le miró y con lágrimas en los ojos le dijo: ‘Pero papá, si no está vacía. Soplando, la llené con besitos, y puse todo mi cariño en ella; después la envolví especialmente para ti’. Al oírla, el hombre quedó deshecho.
La abrazó rápidamente y le pidió perdón. “Mi amigo me contó que guardó la caja dorada al lado de su cama durante años; cuando se desanimaba, solía sacar un beso imaginario y recordar el amor de la niña que lo había metido allí. Nuestros hijos nos han dado, de una manera muy real, a cada uno de nosotros como padres una caja dorada llena de su amor incondicional. No se puede tener un tesoro más precioso.”
Un regalo infantil lleno de amor
En medio de todos tus logros y aplausos, para un momento y permite que esta historia de James Dobson te recuerde que la vida no consiste en cosas, sino en relaciones.
“Hace algún tiempo un amigo mío castigó a su hija de tres años por echar a perder un rollo de papel dorado que tenía para empaquetar los regalos. El dinero era escaso y se alteró cuando ella intentó decorar una caja que iba a poner debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, a la mañana siguiente la pequeñita llevó el regalo a su papá y le dijo:
‘Esto es para ti, papá’. Se sintió avergonzado por haber reaccionado tan duramente como lo hizo. Pero su enfado surgió de nuevo cuando abrió la caja y la encontró vacía. Le gritó: ‘¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que hay algo dentro?’. La niñita le miró y con lágrimas en los ojos le dijo: ‘Pero papá, si no está vacía. Soplando, la llené con besitos, y puse todo mi cariño en ella; después la envolví especialmente para ti’. Al oírla, el hombre quedó deshecho.
La abrazó rápidamente y le pidió perdón. “Mi amigo me contó que guardó la caja dorada al lado de su cama durante años; cuando se desanimaba, solía sacar un beso imaginario y recordar el amor de la niña que lo había metido allí. Nuestros hijos nos han dado, de una manera muy real, a cada uno de nosotros como padres una caja dorada llena de su amor incondicional. No se puede tener un tesoro más precioso.”
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