El Viento

Tomado de: Jesús te ama
Por María Lozano

el sol y el viento en la cima de una gran montaña. Comenzaron a hablar. El viento comenzó a presumir de su temible potencia diciendo: ¿No has visto el poder destructor de mis enormes remolinos, ventiscas y tempestades? Puedo destruir casas, ciudades enteras, los cultivos y cosechas, llevo tormentas por donde se me antoja y lo que mas me gusta es que todos me temen...
Cuando por fin terminó, fue el turno del sol quien se disponía a hablar para mencionar sus proezas, pero en ese instante el viento lo interrumpió diciendo; será mejor que tu no digas ni una sola palabra, porque recuerdo que fuiste derrotado por un hombre llamado Josué que hizo que te detengas por casi 24 horas a medio día. Pero el sol interrumpió diciendo; en realidad no fue él quien me derrotó, y aun no terminaba de hablar cuando el viento soltó una carcajada y replicó, no importa quién, el hecho es que estás derrotado, mejor quédate a mi lado y te daré unas cuantas lecciones, volteó, buscó y vio una barca en medio del mar, donde iban 13 hombres.
Estimado amigo sol, dijo el viento, mira y aprende como azoto y pongo un profundo pánico en esas personas. Al instante descendió el viento y trajo una tormenta terrible sobre esos pobres hombres que no tardaron en atemorizarse, relámpagos y estruendos, lluvia y maremotos los rodeaban por doquier, pero el viento notó que uno de ellos dormía, ¿acaso no estoy siendo lo bastante fuerte?, se preguntó confundido y el viento arremetió con todo su poder. La barca estaba a punto de hundirse y los hombres despertaron al que dormía y este levantó las manos al cielo y ordenó a toda esa tormenta que se detenga. Al instante sin saber lo que pasaba el viento se detuvo y su fuerza quedo minimizada a una brisa cálida que refrescaba e invitaba a la tranquilidad.
El sol se acercó con una sonrisa y le susurró al oído al viento; no te sientas mal, Él mismo fue quien hizo que me detenga. Aunque la historia de ficción del viento y el sol nunca pasó, la historia de un Jesús levantando las manos y reprendiendo a las potencias en el mar para que se haga una gran bonanza, es real y aparece relatada en el evangelio de Mateo 8:24-26. Quizás este mismo viento sopla fuerte contra tu familia, trabajo y proyectos, la tormenta puede caer muy fuerte, queriendo acabar con todo lo que es tuyo.
Pero no te entristezcas, aunque parezca que Jesús se ha quedado dormido en medio de toda ésta tempestad, hoy más que nunca está presente para salvarte. Si Jesús está a bordo de tu barca, tu familia, negocio, ministerio, trabajo, etc, puedes descansar seguro, porque aunque el viento sople confuria sobre tu vida, el mismo Jesús que ya lo venció aquella vez, no tendrá problema en hacerlo nuevamente para librarte a tí. No puedes lograr que los vientos dejen de azotar, solo asegúrate que Jesús esté en tu barca. Si no fuera así, invítalo en este mismo momento, entrégale tu barca a El, deja que la guíe, de esa manera puedes navegar seguro por la vida, sin importar las amenazas que día a día te quieren perturbar y robar la paz.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:1

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