Tomado de: Vidas Verdaderas R
Por María lozano
Fui el que se llevó la mejor parte y todos en la familia lo vivimos así. Mi mamá es una persona muy fuerte. Desde chico me dio mucha libertad aunque le generaba inseguridad, pero priorizó no hacerme sentir diferente. Las personas con discapacidad están muy influenciadas por el entorno y si se dejan llevar por quienes los subestiman todo les cuesta más..
A mí me gustaba jugar al rugby y un año antes del accidente recuerdo que un compañero se quedó en silla. No lo podía creer, le decía a los demás del equipo, porque para mí correr era la vida. Entonces, cuando acompañaba a mi papá a sus reuniones de trabajo me quedaba en el estacionamiento esperándolo y salía a correr a consciencia despidiéndome de las piernas. Lo hacía pensando 'bueno, esto es correr, recordá cómo se siente'. Tuve la oportunidad de despedirme de mis piernas.
Cuando éramos adolescentes fuimos a Chapelco con mis amigos y en el bar se me acercó una instructora a ofrecerme que probara el ski adaptado. Me quedé enamorado y empecé a entrenar. Después viajamos a trabajar a Aspen, EE.UU. Se me agrandó el mundo. Le siguieron muchos viajes. En Suiza me sorprendí por cómo me trataban: acá no hago fila nunca y allá era literalmente una persona más.
La sexualidad siempre fue prueba y error. Ahora estoy de novio hace seis años, ella es española y las peleas, las cosas lindas, las salidas, son todas comunes. No estoy de novio para demostrar que 'se puede'. Nos conocimos, qué sé yo, todo sucedió de manera muy natural. Estoy tan acostumbrado que la silla no me parece algo ni siquiera para tener en cuenta.
*Enrique Plantey tiene 35 años y una lesión medular. Tiene su propio emprendimiento de bicicletas como la que usa en la foto https://www.facebook.com/3pimov
#365DíasConDiscapacidad
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